Si juntas la pasión por la música, las motos y una merecida jubilación, ¿qué más puedes pedir? muy fácil: que te regalen una caricatura personalizada con el momentazo y poderla colgar en el mejor sitio de la casa.
Las claves: había que encajar en la misma viñeta una guitarra, una dulzaina, algo que recordase su empresa y lugares donde trabajó, y por supuesto su Yamaha Intruder 800 (¡Toma reto!).
De primeras, un borrador que ya quedó como definitivo:
Entintando:
Y dándole color (estoy contento sobre cómo quedó la Yamaha Intruder):
El resultado final, con un fondo realista que recuerde el trabajo que deja atrás con la merecida jubilación (qué envidia):
¡Listo! Espero que la disfrute tanto como a mí haberla dibujado 🙂
Mucha gente busca regalar algo simpático a modo de caricatura (bien como regalo enmarcado/impreso en lienzo, bien como tarjeta sobre la que echar unas firmas acompañando al regalo principal), pero que no sea “la típica caricatura” en la que se ensalzan a lo bestia los defectos y aparecemos todos como Hobbits inflados. Ese tipo de caricaturas no termina de gustarles, ya que a veces resultan incluso visualmente violentas (curioso, pero mucha gente me lo dice). Por eso al final recurren a un estilo más cómic, donde se intuye bien a la persona, y el objetivo (la gracia del asunto) nos lo encontramos en el escenario utilizado y personajes (alguna situación vivida a la que se la tenga cariño, una frase que repita siempre como el caso de la tarjeta de hoy, etc).
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